Los recientes disturbios y el aumento de las protestas en Egipto, así como la situación de tensión que atraviesa el régimen de Bachar el Asad en Siria, fueron los principales temas de discusión en la última edición de Fronteras Invisibles, el programa sobre cobertura internacional que se emite todos los miércoles a las 4pm. en LaMulaTV.

Luis Jaime Cisneros, periodista y corresponsal de la agencia France Press, visitó una vez más nuestro programa, en el que se analizaron tanto la evolución de la transición egipcia, después de la caída en febrero pasado del dictador Hosni Mubarak, como las consecuencias de un posible conflicto bélico en Siria.

Sobre las renovadas protestas en Egipto, en especial aquellas que tienen lugar en la plaza Tahrir de El Cairo, verdadero símbolo de la revolución que acabó con Mubarak, nuestro invitado valoró el hecho de que nos encontremos ante una nueva 'primavera árabe':

Es lo que dicen los manifestantes, que estamos ante una nueva primavera en las calles. Y es probable que esto sea así. No hay que olvidar que se producen justo antes de las elecciones parlamentarias, yo creo que la calle está subiendo la temperatura, y tratar de marcar la pauta por donde deben ir los actuales gobernantes para salir rápidamente del poder. No creo que resistan, si se mantiene este ritmo de protestas, hasta finales de junio, cuando supuestamente han prometido elecciones presidenciales.

Con respecto al papel jugado por los militares, a los que los manifestantes acusan de entorpecer el proceso de transición democrática, Cisneros comentó:

Los militares han estado en el poder desde hace tres décadas, asi que a ellos mismos les va a costar dar un paso al costado. Yo tengo la sensación de que abandonen el poder será un parto díficil. Creo que tienen que haber una negociación de por medio, y creo que la manera de llegar a esta, desde el punto político, es presionando en la calle.

Los militares saben que son el fiel de la balanza. Tienen que estar bien, para emplear un lugar común, con dios y con el diablo. Y no se pueden mover de esa posición si es que quieren mantener los privilegios que han tenido en las últimas décadas, privilegios que podrían perder en caso de un enfrentamiento con la nueva clase política que pueda surgir.

La postura de otro de los actores fundamentales del panorama político egipcio, la organización islamista de los Hermanos Musulmanes, también supuso uno de los temas tratados, en especial la posible presencia de estos en un futuro gobierno democrático:

Creo que la idea del Estado laico se va a mantener, sobre todo porque es la tradición en Egipto. Los Hermanos Musulmanes tienen fuerza, pero no tanto como para imponerse. Los militares van a buscar un aliado político que marque el contraste con los Hermanos Musulmanes.

Si los egipcios quieren una sociedad civil dependerá de los márgenes de lo que ocurra entre las elecciones parlamentarias del 28 (de noviembre) y la supuesta celebración de las presidenciales de junio (de 2012). No creo que lleguemos a junio sin mayores disturbios.

La conclusión, sin embargo, fue otra, independiente del carácter religioso de la crisis:

Creo que hay sector de gente descontenta, tanto con los militares como con los Hermanos Musulmanes. Gente descontenta con su estilo de vida, que ansía, por poner un ejemplo, un iPhone.

"En Siria va a seguir corriendo sangre"

La cruenta represión del régimen de Bachar el Asad hacia los manifestantes en su contra, la actuación de la comunidad internacional, y la posibilidad de una guerra civil en Siria motivaron el segundo bloque del programa.

Cisneros reafirmó la valoración del corresponsal Robert Fisk, quien en un reciente artículo comentaba que los disturbios en Egipto beneficiaban a Asad:

En la medida en que las protestas en Egipto se prolonguen, vamos a estar menos concentrados en Siria.

En relación al propio conflicto, el periodista no se mostró demasiado optimista, al afirmar:

Los vaticinios coinciden en señalar que el país se encamina a una probable guerra civil, si es que no hay una solución política que implique la renuncia del presidente Asad.

Creo que la temperatura va a seguir subiendo, va a seguir corriendo sangre, y que una posible intervención occidental como la ocurrida en Libia está latente.

La expulsión de Siria como miembro de la Liga Árabe, y algunas de las sanciones que tanto EEUU como Europa han tomado, se encaminan en una dirección:

La presión internacional está intentando evitar una guerra civil, pero no veo ningún movimiento alentador por parte de Damasco para evitar la tensión.

Una presión que, sin embago, otros consideran tímida. Es el caso de Tayyip Erdogan, primer ministro turco, uno de los mayores críticos con Asad, quien en estos días declaró que “tal vez porque Siria no tiene suficiente petróleo, Occidente tiene menos interés en el asesinato de los civiles sirios”. Sobr este aspecto, Cisneros consideró:

El petróleo no está presente en Siria, y eso disminuye quizás la voluntad de los países occidentales para intervenir, dejando que corran rios de sangre hasta que ellos mismos resuelvan el conflicto. También es cierto que para los mismos árabes resulta muy complicado que Occidente sea quien establezca la agenda política.

Añadió, por su parte, que una intervención occidental en Siria, similar a la realizada en Libia a través de la OTAN, entrañaría una mayor complejidad:

No hay que olvidar la presencia de Hezbolá en Siria, a través de Irán. La polarización en Siria es mucho más riesgosa que la que busco producir en algún momento Gadafi en Libia. Gadafi era un paria en la comunidad internacional y un paria mismo entre sus paisanos. Esto no ocurre en Siria.

Para ver el programa completo:

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Enlaces relacionados:

El País - El peligro sirio (Sami Naïr)

The Independent - Robert Fisk: Egyptian crisis gives Syria time to talk about democracy

The Economist - Flaring Up Again

El País - Vendaval doble (Lluís Bassets)